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Reseña crítica de “La hija única”, de Guadalupe Nettel

22 de Mayo 2025 Por: Visitante

Por: Benjamín Campos Chavarría,
Campus Tecnológico Local San Carlos
bcampos@tec.ac.cr [1]

Imagino que a una persona que haya vivido o se haya planteado la maternidad, esta novela le impactará profundamente, sobre todo sus primeras páginas. Hay textos así, que cuando se han tenido ciertas experiencias adquieren una resonancia particularmente profunda. No he sido padre, pero viví de cerca el nacimiento y cuido de un infante por varios años, el miedo a la muerte en la cuna que lleva al espionaje constante, las largas madrugadas acunando en brazos a un ser que por algún motivo decidió que la noche no era para descansar en esta ocasión. La novela entonces resuena particularmente para mí, pero conversando con amigas en un club de lectura, noto que mi experiencia de este libro queda muy por detrás. La literatura (el arte en general) es así, escarba en nuestros recuerdos y toma fuerza de ahí. Es delicioso cuando encontramos en un libro, en una película, algo que hemos vivido, que hemos pensado o que hemos sufrido.

En ese sentido, recomiendo altamente este libro para aquellas personas cercanas a la maternidad.

También, por su temática, resonará igualmente en personas que han renunciado a la maternidad, la narradora de la novela, Laura, una académica en proceso de tesis, es una de ellas, lo que no le impide empatía y vínculos profundos con quienes decidieron y lucharon por experimentarla, o con quienes sufren en ella embates y dificultades.

Maternidad, empatía, amistad femenina y elecciones de vida son los temas de la novela, retratados desde la sororidad, no desde la clásica idea de madres contra no-madres. Nada más lejos, acá el dolor y la incertidumbre llevan a formas de resistencia que exigen solidaridad y ruptura de esquemas.

La novela cuenta la historia de tres formas de vivir (o no vivir) maternidades, una pareja que ha luchado arduamente por embarazarse y al lograrlo recibe un diagnóstico terrible: su hija no vivirá, y si lo hace, no tendrá conciencia; una mujer que decide acudir a la cirugía y no tener hijos; una madre que lidia con su hijo, un niño alegre pero sujeto a arrebatos violentos.

La protagonista, Laura, esa mujer que decidió no tener hijos, es el vórtice donde convergen las historias, pues es su amiga Alina quien dará a luz a Inés, la niña del pronóstico terrible, pero de una gran fuerza vital, que le hará aferrarse a la vida. Se narran acá los miedos que conducen a los celos, al descuido de las relaciones familiares, las preguntas sobre la vida y la muerte digna, el viacrucis de médicos, terapeutas. Alina y Aurelio, su pareja, deseaban ante todo ser padres, su camino será durísimo.

La vecina de Laura, Doris, tuvo un hijo con un hombre violento, un agresor que murió en un accidente y le dejó traumada, no desea que su hijo se aventure a cruzar calle alguna. Ese miedo y la experiencia de un padre violento lleva al niño a ataques donde destruye todo. Doris poco a poco se alejará de su hijo, introduciendo la pregunta sobre si una madre debe aceptar inevitablemente el dolor de su situación o si tiene derecho a un escape.

Laura, aunque firme en su decisión de no ser madre, se ve afectada emocional y éticamente por la experiencia ajena, al acercarse íntimamente a ambas, el contacto y la empatía que genera el dolor en ellas mueve sentimientos de solidaridad, genera cambios profundos, no para desear ser madre, sino para apoyar y comprender las decisiones y luchas de otras. Uno de los grandes méritos de la novela es su aproximación a una ética del cuidado. A través de los vínculos entre Laura, Alina y Doris, se propone una forma de relacionarse que no depende de la filiación biológica, sino de la presencia y la empatía. Laura, sin cambiar su postura frente a la maternidad, se convierte en una figura de sostén, reafirmando que maternar puede ser también un gesto solidario que no necesita de la sangre para ser legítimo.

La novela presenta tópicos muy duros e interesantes, que no se presentan como condiciones esenciales de la vida (es decir, como si la maternidad fuera obligatoria), sino como situaciones existenciales complejas, espoleadas por violencias institucionales que pretenden dominar el cuerpo de las mujeres: Nettel deja ver cómo las decisiones sobre la maternidad están atravesadas por juicios médicos, mandatos familiares y presiones sociales. Esta tensión revela que la maternidad no es solo una condición biológica, sino una construcción social atravesada por el poder y la vulnerabilidad.

Por ello incluso una persona ajena al tema de la maternidad o la paternidad, alguien que no se lo plantee del todo, encontrará un texto de gran valor, una novela muy bien construida, con una trama que incluye giros dramáticos que mantienen al lector expectante (¿vivirá? ¿qué pasará con el niño de la vecina? ¿habrá eutanasia?), pronto descubrirá que no es fácil hacer pronósticos con esta historia (al menos en el 80% o 90%, pues el final es algo previsible). Nettel escribe con una prosa precisa, su lenguaje es directo, sin ornamentos innecesarios, y esa sobriedad potencia el impacto emocional. La narradora no dramatiza, pero tampoco evade el conflicto: narra con una lucidez que invita a la reflexión, sin dictar juicios. Este equilibrio tonal convierte a la novela en un relato de gran profundidad emocional que se despliega con delicadeza.


Source URL (modified on 05/22/2025 - 13:35): https://www.tec.ac.cr/hoyeneltec/node/5118

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