La Cátedra de Realidad Nacional Elizabeth Odio, del Tecnológico de Costa Rica [2](TEC), reunió a especialistas para reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que plantea la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo.
El coloquio contó con la participación de los doctores Mauricio Arroyo Herrera y Saúl Calderón Ramírez, académicos e investigadores de la Escuela de Ingeniería en Computación [3], quienes compartieron sus perspectivas sobre el acelerado avance de estas tecnologías y su influencia en la sociedad.
La actividad inició con las palabras de la Dra. Liliana Sancho Chavarría, coordinadora de la Unidad de Postgrados de la Escuela de Ingeniería en Computación, quien destacó el honor de participar en una Cátedra que lleva el nombre de Elizabeth Odio, reconocida jurista costarricense con una amplia trayectoria en la defensa de los derechos humanos, la educación y la equidad de género.
“Nos sentimos muy honrados de presentar un tema pionero e innovador como la inteligencia artificial y su impacto en la educación, en el marco de esta Cátedra que representa valores fundamentales para el país”, señaló Sancho.
Tras sus palabras, inició la presentación del Dr. Mauricio Arroyo Herrera, quien cuenta con más de dos décadas de experiencia académica y profesional en áreas como ciberseguridad, bases de datos y gestión de proyectos tecnológicos. Arroyo ha sido director de la Escuela de Ingeniería en Computación, gestor curricular y partícipe en proyectos institucionales, además de contribuir a la creación del programa de Maestría en Ciberseguridad.
A continuación, el Dr. Saúl Calderón Ramírez compartió su perspectiva desde su trabajo en aprendizaje profundo, reconocimiento de patrones y ciencias de datos. Calderón, coordinador del grupo PARMA [4], ha liderado múltiples tesis de maestría, colaborado con centros de investigación como Intel [5], CENAT [6] y CITIC [7], y recientemente fue galardonado por la mejor tesis doctoral 2022-2023 en su universidad.
La academia como motor de innovación: un potencial subestimado
Durante su intervención, los especialistas subrayaron que, en ocasiones, el aporte académico se subestima frente al dinamismo de la industria tecnológica. Señalaron que, aunque el sector productivo suele avanzar con rapidez, es la universidad la que ofrece las condiciones idóneas para explorar, crear y cuestionar de manera profunda.
Explicaron que este entorno académico, con acceso a recursos, espacios colaborativos, docentes especializados y libertad intelectual, permite generar ideas disruptivas sin las presiones inmediatas del mercado.
“El entorno académico permite profundizar, cuestionar y desarrollar ideas sin restricciones. Esa libertad es invaluable para desarrollar tecnologías que puedan tener un impacto real en la sociedad”, afirmó el Dr. Mauricio Arroyo Herrera.
Los expertos también recordaron que, desde principios de la década de 2010, empresas como Google han reconocido públicamente el valor del trabajo universitario en el avance de la inteligencia artificial, evidenciando que buena parte de las innovaciones actuales nacen de investigaciones realizadas en campus universitarios alrededor del mundo.
Puentes entre academia e industria: una colaboración necesaria
El coloquio también puso en evidencia la importancia de fortalecer la relación entre el sector académico y la industria tecnológica. Según Arroyo y Calderón, esta cooperación es fundamental para garantizar que los avances científicos no se queden únicamente en artículos o laboratorios, sino que se traduzcan en herramientas útiles para resolver retos reales, mejorar procesos y aportar bienestar a las comunidades.
Ambos especialistas destacaron que el talento formado en universidades como el TEC es altamente competitivo y capaz de contribuir al desarrollo tecnológico del país. De ahí la importancia de fomentar prácticas profesionales orientadas a proyectos con impacto, así como alianzas estratégicas que involucren a estudiantes e investigadores en iniciativas de innovación conjunta.
Desafíos éticos, tecnológicos y educativos
Durante la conversación surgieron temas clave para el futuro de la educación en Costa Rica y la región, tales como:
- La necesidad de desarrollar marcos regulatorios que orienten el uso responsable de la IA.
- La importancia de fortalecer la infraestructura tecnológica en centros educativos.
- La urgencia de capacitar al personal docente en herramientas basadas en IA.
- Los riesgos de la automatización en ámbitos laborales y su impacto en el empleo.
- La relevancia de promover la transparencia y reducir los sesgos presentes en los modelos actuales.
Ambos especialistas coincidieron en que la región latinoamericana enfrenta brechas tecnológicas significativas, pero también cuenta con un enorme potencial humano y académico para liderar procesos de transformación digital.
La Cátedra Elizabeth Odio reiteró su compromiso con el análisis interdisciplinario y la formación de profesionales capaces de enfrentar los retos de la era digital con responsabilidad social, pensamiento crítico y altos estándares éticos.
Los asistentes coincidieron en la importancia de continuar generando espacios de reflexión como este, que permitan comprender la inteligencia artificial desde una perspectiva humana, científica y social, y que fortalezcan el papel del TEC como referente nacional en innovación educativa.
