Suena paradójico pensar que siendo un país que representa cerca del 5 por ciento de la biodiversidad del mundo, con un exquisito banco de especies entre flora y fauna, una  de las mayores entidades a las cuales debería prestarse el apoyo y fortalecimiento total para un desarrollo pleno de su gestión, trabaje con un presupuesto limitado y con un personal cada vez más escaso, pese a la mística con que ejecutan a diario su trabajo.

 

La realidad de las diversas Áreas Silvestres Protegidas del país es compleja, porque no solo le compete al Estado, debe contar con una visión de país que a pesar de la normativa existente, le permita a diversos actores claves, un manejo más participativo en lo que es patrimonio de todos los  costarricenses.

 

La cuota de participación implica que como costarricense “de a pie” entendamos esa visión de cuidar y valorar lo nuestro como un simple visitante de un Refugio de Vida Silvestre o Parque Nacional que con su visita impacta positivamente el entorno que pisa.

 

Pero también, en criterio de diversas personas consultadas, implica que en ese nuevo paradigma, se comprenda que las comunidades son actores claves por lo que tienen un gran potencial que debe incentivarse.

 

Por lo que, buscar mecanismos innovadores que permitan el apoyo no solo de la sociedad civil, sino también del sector privado y de las diversas instituciones de la administración pública es fundamental con el fin de desarrollar un trabajo conjunto, transparente, legal, que logre sacar la tarea.

 

Lo anterior, debido a que la gestión efectiva de las áreas protegidas se ve seriamente limitada, por lo que es necesario visualizar sistemas colaborativos sustentables que permitan un desarrollo más inclusivo y socialmente justo, añaden varios de los funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac) consultados.

 

¿Qué ocurre en el país verde?

Datos señalados en el último Informe del Estado de la Nación mencionan que si bien el país se autodenomina como “verde y ecológico” y si bien tiene a su haber grandes avances en materia de conservación, nos falta mucho por definir eso que tanto vendemos al mundo. De nada vale contar con normativas para proteger el ambiente si nos cuesta tanto avanzar en el día a día, con lo que ocurre a lo largo y ancho del país en las Áreas Silvestres Protegidas.

 

Según la Lista Roja elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), nuestro país tiene alrededor de un 8,6% de especies (de las 3812 especies de plantas y animales) en categorías de peligro crítico, en peligro o vulnerabilidad. El Informe del Estado de la Nación, citado anteriormente, menciona que la forma en que el país gestiona y protege su patrimonio natural no es, en términos globales sostenible.

 

“Las instituciones ambientales que tienen tareas de control y regulación son las más débiles en financiamiento y autonomía, mientras que las más fuertes son las que manejan recursos naturales para proveer servicios públicos o apoyar el crecimiento económico”, indica este último Informe.

 

“Lo valioso de la Estrategia Nacional de la Biodiversidad es que es un instrumento nuevo que ve el enfoque país, no es solo el del Sinac o el Minae sino todas las instituciones y cómo cada una de ellas se interrelaciona o interfiere dentro de sus competencias con esos procesos.  De manera que es una base muy importante para poder planificar lo que viene y también se le da un seguimiento a esa estrategia y a todos esos indicadores y de más, que es uno de los muchos instrumentos con los que nosotros tenemos que trabajar”, mencionan los funcionarios consultados.

 

De todo con poco

En palabras de los funcionarios consultados, “hay que entender que acá no es solo la responsabilidad del área protegida, del área de conservación, del Sinac o bien del gobierno. Se habla de elementos de la biodiversidad que sobrepasan fronteras, que sobrepasan una institución, que tiene que haber un abordaje de país para desarrollar acciones ambientalmente consecuentes.  Entonces, en realidad,  desde ese punto de vista estamos avanzando en esa línea de ir volviendo los ojos a cosas más técnicas que a veces también es un poco complicado porque nos hemos llenado de instrumentos y de repente, con el poco personal que tenemos, lo operativo se queda de lado”, mencionan.

 

De esa forma en los últimos años en el Sinac han hecho un esfuerzo con el fin de retomar procesos de monitoreo ecológico, así como establecer indicadores que les permita realmente medir cómo están esos objetos de conservación, que son la esencia de las Áreas Silvestres Protegidas.

 

“Definitivamente nos hace falta tener esa información más sistemática, de que realmente la gestión que se realiza esté influyendo directamente en el estado de conservación de la biodiversidad que protegemos”, indican los funcionarios.

 

Si bien los funcionarios consultados son conscientes de la ardua tarea que tienen a cuestas diariamente, ellos consideran que no se ha perdido biodiversidad.  “Hemos ganado en el enfoque del cambio de paradigma, de cómo ha venido evolucionando todo lo que tiene que ver con conservación a través de los años”.  En el pasado era un enfoque represivo, de control.  En la actualidad se tiene un enfoque de conservación en el cual entendemos que ese término significa uso y manejo sostenible de los recursos naturales.

 

El que conservemos no es solamente protección absoluta, es también usarlo de manera sostenible cuando ciertos recursos se pueden usar y, obviamente, uno de los alcances más reconocidos es el turismo como atracción de inversión, indican los funcionarios.

Arduo esfuerzo con escasos recursos

En los últimos años se han ido desarrollando esfuerzos en pro de la planificación y el manejo efectivo.  De manera que estudios de capacidad de carga y manejo de flujos de visitantes son la evidencia de los múltiples esfuerzos que comienzan a verse reflejados en el manejo efectivo de la actividad.  Sin embargo, no se puede negar que en este aspecto existen decisiones más basadas en lo político que en aspectos técnicos, ante las necesidades económicas crecientes del país, indica uno de los funcionarios consultados.

 

Se estima que cada turista visita en promedio tres áreas protegidas, las cuales son un estandarte en temas de turismo ecológico y más recientemente en turismo de bienestar, dándose en esta rama una gran variedad de actividades valoradas, sobre todo, por el grado de satisfacción y calidad de la experiencia. Visto desde esta óptica, las áreas protegidas y sus ambientes prístinos son una fuente actual y potencial de vital importancia para la industria turística.

 

Dentro del trabajo que se ha ido desarrollando, en muchas áreas protegidas se han instaurado "relaciones simbióticas" con grupos locales para el manejo colaborativo, generando y socializando de esta manera, beneficios ecosistémicos producto del turismo.

 

Ejemplo de ello es Barra Honda, Camaronal, Ostional y Baulas, sitios en los cuales grupos comunales tienen la posibilidad de obtener beneficios del turismo y a su vez aportan ayuda a las áreas protegidas. Algunas de estas relaciones se encuentran fundamentadas en convenios de cooperación, otras responden a acuerdos y compromisos de las partes, que han encontrado en el camino una estrategia para solventar necesidades mutuas.

En el Refugio de Vida Silvestre de Ostional hay usos tangibles con el aprovechamiento de huevos u otros recursos, como la pesca, que las personas puedan utilizar y que son tan importantes para el sostenimiento de todas las comunidades locales, como la de los pescadores artesanales. Por lo que esas nuevas formas de gestión son vitales para ir evolucionando y mejorando, añaden los funcionarios.

Pero también, tomando en cuenta el faltante de recurso humano existente y el que se prevé faltará para los próximos años, donde no solamente las Áreas Silvestres Protegidas se verán afectadas sino también las oficinas subregionales donde se atiende territorios enormes y el personal es escaso,  sumado al hecho de que se estima en un corto plazo se pensionará alrededor del 50% del personal existente.  Hecho que como los mismos funcionarios señalan es preocupante, porque a veces no ha habido un proceso de transferencia, de experiencia, de conocimiento a todo el mundo, porque no hay a quien, son muy pocos.

 

No obstante, dentro de lo positivo se logró (a pesar de los tiempos adversos) que al Ministerio del Ambiente y de Energía (Minae) no le congelaran las plazas que se pensionaban.  Sin embargo, esa reposición de personal es lenta y eso hace que realmente no sepan en qué momento se van a reponer las plazas que se pensionan además de la carencia ya existente.

 

tiburones“El ecologismo social plantea un balance entre las áreas naturales y la vida humana, no creemos que sea conveniente separar una cosa de la otra. Existe evidencia de que los bosques mejor conservados de América Latina son los que están habitados por pueblos indígenas por ejemplo. Mientras tanto,  el conservacionismo plantea una idea de naturaleza que se debe dejar intacta”, menciona Henry Picado, presidente de la Federación Ecologista.

 

Suma de esfuerzos

En esa búsqueda de mejoras, de generar iniciativas provechosas, está el Refugio de Vida Silvestre de Ostional, donde existe un aprovechamiento sostenible y legal del huevo de tortuga, pero la comunidad a través de la Asociación de Desarrollo, es la que está autorizada para este aprovechamiento y no solamente obtiene beneficios sino que también tiene responsabilidades y compromisos.

 

Además, cuentan con vigilantes de la comunidad, patrullando la playa los 365 días del año y ayudando en esa labor de control que a veces, para los mismos funcionarios guardaparques, es difícil por la diversidad de tareas.

 

Un dato digno de destacar es que en muchas de las áreas protegidas, los que en algún momento fueron hueveros (en el Parque Marino Las Baulas) hoy por ejemplo son guías o igualmente en el Parque Barra Honda los guías ayudan en todo el ordenamiento del turismo y son brigadistas y muchos miembros de la comunidad son voluntarios que ayudan a evitar incendios, entre múltiples tareas.

 

También, están los Comités de Vigilancia para los Recursos Naturales (Covirenas), que son personas de la sociedad civil que cuentan con capacitación y están acreditados en parte de las acciones de control que se desarrollan.  “Son personas muy proactivas en denunciar, en estar vigilando y en ser parte de todo ese esfuerzo de control.  Pueden haber otros parques donde exista participación pero lo que se busca ahora es un poco más hacia la participación de las comunidades, integrar a las comunidades como beneficiarias y muchos de ellos se vuelven aliados estratégicos que nos ayudan en diversas actividades”, mencionan los funcionarios del Sinac entrevistados.

 

 Aunque los parques nacionales son sitios que tienen una gran oportunidad, el Estado  los ha abandonado (entonces la gente viene a hacer reclamos por infraestructura, caminos, etc.) y esto escapa a nuestras competencias y capacidades, añaden ellos.

 

“Pensaría que vamos por buen camino, aunque falta mucho por hacer.  A nivel mundial en la conservación, el pago por servicios ambientales es un hito muy importante, pues nos distingue como país”, añade el Ing. Acosta Vargas.

 

El especialista considera que se podría aportar más en cuanto a políticas, por ejemplo, el turismo se ve muy beneficiado por el concepto verde, que vende, y donde hay que sumar esfuerzos a nivel del Estado con las áreas silvestres protegidas. También por parte de propietarios que están protegiendo sus bosques privados, entonces se dice que el pago por servicios ambientales es muy bajo, por lo que iniciativas para mejorar dichos pagos podría incentivar una mejor y mayor participación de este sector. De manera que si somos sostenibles o no, aún falta, no diría que estamos a un 100%, aún nos falta dar pasos importantes, como el Plan Nacional de Restauración de Paisajes Productivos, que sea oficializado, pues estamos de cara al 2020-2030, que es la década de la restauración, declarada por las Naciones Unidas, y no tenemos ese plan. Considero que esa declaratoria podría ayudar mucho a que lleguen de nuevo fondos frescos para estos trabajos de restauración, señala el Ingeniero Forestal del  Tecnológico de Costa Rica (TEC).

 

“Los parques nacionales son bancos genéticos en donde se resguardan las muestras de flora y fauna para su perpetuación y potenciales usos sostenibles. Es la estrategia que se ha usado para poder salvar la flora, la fauna y en general los ecosistemas, de las prácticas inadecuadas y destructivas a que han sido sometidos”, Dorian Méndez, Administrador del Parque Nacional Barra Honda.

 

Educar desde edades tempranas

Actualmente se trabaja en todo un proceso de educación ambiental. Si bien, cuando se habla de este tema, el Ministerio de Educación tiene su responsabilidad, el Sinac hace una parte y otras instancias del Minae desarrollan otras acciones.  Lo importante es que se trabaja en fortalecer todo ese proceso.

 

Las áreas de conservación tienen sus programas de educación ambiental, tal es el caso de la de Guanacaste con su programa de educación biológica donde trabajan con todos los centros educativos y utilizan las áreas protegidas como laboratorios naturales, de manera que los jóvenes aprendan y desarrollen todos los contenidos del  Ministerio de Educación Pública de Costa Rica (MEP) de acuerdo a sus experiencias prácticas y vivenciales.  En criterio de varios funcionarios consultados, este es un proceso muy fuerte y consolidado.

 

Cabe mencionar que también otras áreas de conservación llevan años trabajando en procesos de educación ambiental, algunos muy consolidados con redes de educación ambiental que incluyen a otras instituciones como en el área de conservación Arenal Tempisque.

 

“Todos venimos trabajando por muchísimos años este tipo de actividades, haciendo alianzas fuertes.  Como no tenemos recursos  ni presupuesto y como esto es un recurso de todos, hemos hecho materiales, etc. y mucho orientado a la educación no formal con el fin de promover cambios de actitudes, comportamientos que nos lleven a una sociedad ambiental más responsable y que también seamos parte de la solución a problemáticas ambientales existentes”, mencionan los funcionarios del Sinac consultados.

Cooperación para la protección de las Áreas Silvestres Protegidas

 

iguanaDentro de todo el engranaje que se ha ido desarrollando con el pasar del tiempo en las diversas Áreas Silvestres Protegidas, se han instaurado “relaciones simbióticas” con grupos locales para el manejo colaborativo. Con esto, lo que se pretende es generar y socializar de esta manera, beneficios ecosistémicos producto del turismo. 

 

En el caso específico del ACT se encuentran: Barra Honda, Camaronal, Ostional y Baulas, sitios en los cuales grupos comunales tienen la posibilidad de obtener beneficios del turismo y aportan ayuda a las áreas protegidas. Algunas de estas relaciones se encuentran fundamentadas en convenios de cooperación, otras responden a acuerdos y compromisos de las partes, que han encontrado en el camino una estrategia para solventar necesidades mutuas. Sin embargo, falta muchísimo por hacer entre instituciones, sector académico y organizaciones. 

 

En criterio de una de las fuentes consultadas, “desconozco la existencia de programas formales en las universidades. Además, existen diferentes entes formadores, tanto técnicos como académicos, encaminados a posibilitar el manejo del turismo en ASP, pero estos no pasan de la formación. De hecho, es lamentable que en La Cruz y Osa, que son los dos cantones que cuentan con mayor cantidad de área protegida a nivel nacional, hasta hace pocos años eran de los cantones con los peores indicadores socioeconómicos a nivel nacional.

Con miras hacia un futuro mejor

De acuerdo con el presidente de la Federación Ecologista, Henry Picado, una instancia donde se agrupan organizaciones de varia índole, sobre todo de carácter comunitario, pero también  las ONG  y organizaciones abocadas a la investigación, lo que le llaman organización de segundo nivel, pues los asociados son las organizaciones y no los individuos; considera que es irreal decir que la plata que entra por visitación es la que financia a los parques nacionales y esa hipótesis de que si los ingresos por visitación entran directo al Sinac, podría solventar las carencias que tiene, no está del todo claro, porque el nuevo Sistema Nacional de Áreas de Conservación, tiene un rubro muy alto en gastos administrativos, que es su gasto principal, y la porción de la planilla que está destinada al campo, los guardaparques, es la mínima.  Esta sub ejecución que tienen del presupuesto establecido provocó que el año anterior fuera recortado en dos mil millones, a pesar del señalamiento y la promesa del señor Carlos Alvarado de aumentar el apoyo a los parques nacionales, el presupuesto nacional 2019, tuvo dicho recorte, que fue recetado por los diputados de la república, a finales del año pasado, lo hicieron alegando un asunto de austeridad, en el marco de la discusión de la reforma fiscal.  Pero si  el Sinac recibiera todo el dinero de la visitación, indudablemente se autofinanciaría.  También sería interesante mencionar que el gran beneficiario del auge turístico del país, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), no aporta en ninguna medida a las labores de conservación.

De manera que la meta de carbono neutralidad es imposible de cumplir para el 2030, según dijo el mismo Carlos Manuel Rodríguez, por eso mismo el gobierno apostó por una cosa que se llama la descarbonización, que no tiene que ver con una meta, como lo estipulaba la carbono neutralidad.  Aquí es importante mencionar que el país se vende a nivel internacional como un sumidero de carbono, es decir, que absorbemos las emisiones generadas en otras partes del mundo, cosa que a nivel metodológico es cuestionable, porque no se sabe muy bien tampoco cómo es que han llegado a determinar ciertos volúmenes de absorción de carbono. Pero no importa, aquí lo que hay que decir es que si una industria minera de carbón en Noruega tiene que talar un bosque, y lo quiere compensar con un bosque costarricense, ahí la pregunta central sería, ¿ese bosque noruego tiene las mismas condiciones que el bosque costarricense? Evidentemente no, entonces, ahí estaríamos cayendo en una falacia, porque la compensación, en términos de biodiversidad, no es necesariamente equiparable, no es posible equiparar una hectárea de un bosque costarricense, inclusive, no se puede comparar un bosque costarricense a un bosque nicaragüense, a un bosque panameño, incluso dentro de la misma Costa Rica existen muchas diferencias, de ahí que esa idea de compensación es un poco cuestionable a nivel científico, porque no tiene una base fuerte, puntualiza el ecologista.

De esa forma, si el país se propone como un sumidero de emisiones de carbono emitidas en otro lugar, se estaría también incorporándolos al inventario nacional de emisiones lo cual pondría a Costa Rica en un reto más para cumplir la meta de carbono neutralidad, porque además de neutralizar las propias emisiones, habría que incorporar al inventario nacional de emisiones esa otra emisión que se está “vendiendo”. Entonces, esa idea de carbono neutralidad y la de vender bonos de captura de carbono al exterior no es compatible porque no tiene ningún sentido científico este tipo de propuesta, añade el representante de la Federación Ecologista.