Los organismos transgénicos son aquellos que son modificados al alterar su composición genética para atribuirles cualidades que no poseían y que, por lo general, los van a hacer más atractivos.

El cultivo o cría de estos alimentos está actualmente en la opinión pública, gracias a la aprobación de la FDA al salmón modificado que se cría en Panamá.

De Boquete a Estados Unidos

AquaBounty es una empresa formada en Massachusetts en 1991, con el propósito de enseñar que la nueva genética, de la mano con sistemas de acuicultura, puede impulsar una manera más responsable y sostenible del crecimiento del salmón en el Atlántico.

Al oeste de Panamá, en el distrito de Boquete, está localizada una piscigranja, propiedad de AquaBounty. En sus instalaciones se encuentran estanques que contienen alrededor de cinco mil salmones transgénicos AquAdvantage, los cuales alcanzan su tamaño comercial en dieciocho meses, a diferencia de los salmones convencionales, a los que les toma por lo menos dos años.

En 1989, AquaBounty produjo un salmón con la hormona de crecimiento más activa, tomada del salmón rey o chinook. Para que esta hormona funcione siempre con normalidad, añadieron un interruptor genético de una proteína de anticongelamiento que proviene de un pez muy parecido a la anguila. Es así como nace el AquAdvantage, también conocido como el “supersalmón”.

Aunque quisimos conocer la posición de AquaBounty Technologies, Henry C. Clifford, vicepresidente de mercadeo y ventas de la empresa en San Diego, California, indicó a través de un correo electrónico que por el momento no están ofreciendo entrevistas por ninguna vía.

Los huevos de este salmón se producen en Canadá y se envían esterilizados a Panamá para su crianza, ya que este segundo país implica un menor riesgo de salmónidos que puedan mezclarse con los transgénicos, y la posibilidad de que escapen es mínima.

Después de su cría y engorde, pueden comercializarse y ser consumidos, gracias al consentimiento de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su denominación en inglés: Food and Drug Administration).

Un pescado seguro para vender y comer

Una evaluación exhaustiva dio como resultado la aprobación de la FDA para el salmón AquAdvantage, lo cual lo convierte en el primer animal transgénico que puede ser consumido, después de una batalla de veinte años aproximadamente.

La directora del Centro de Medicina Veterinaria de la FDA, Bernadette Dunham, destacó que la FDA logró determinar que el salmón AquAdvantage cumple con los requisitos reglamentarios para su aprobación, incluyendo que es seguro para comer. De igual forma, señaló que estos salmones solo deben ser criados en tanques cerrados en tierra adentro, ubicados en Canadá y Panamá.

Por otro lado, como lo exige la Ley de Política Ambiental, también se evaluaron las repercusiones sobre el ecosistema y se definió que no representan ningún impacto, ya que existen barreras físicas que no dejan que el salmón entre en contacto con otro hábitat; además, estos peces son estériles y no pueden reproducirse.

La FDA, el gobierno panameño y el gobierno canadiense son los encargados de velar para que estas normas se cumplan y evitar consecuencias que afecten al medio ambiente o a los seres humanos.

En contra del “Frankenfish”

A pesar de la aprobación de la FDA, existe recelo de consumidores, vendedores y organismos internacionales reconocidos por su trabajo con el medio ambiente, acerca de este pez genéticamente modificado y al que los críticos llaman “Frankenfish”.

Los supermercados y cadenas de distribución de Estados Unidos ya han manifestado su intención de no vender este producto por ahora, ya que no conocen cómo se produce o si puede generar algún tipo de inconveniente a las personas que decidan consumirlo.

La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no permite el comercio de animales transgénicos en la Unión Europea; por lo que conseguir el permiso es prácticamente una misión imposible. El proceso es largo y, sumado a esto, existe una negativa por parte de los comercios a vender alimentos catalogados como OMG (organismos genéticamente modificados).

Las organizaciones internacionales como Greenpeace también han expresado su opinión acerca de los transgénicos y los rechazan por estar modificados por el ser humano, sin seguir los procesos naturales, lo que significa un gran riesgo. Asimismo, advierten que la calidad del producto no es comprobable y que tampoco es transparente para el consumidor.

Aunque este organismo transgénico es un avance científico que puede cambiar las cadenas de producción alimentaria, aún existen muchas inquietudes a su alrededor. Los resultados se verán de forma más clara cuando ya esté en el mercado, pero sin duda los salmones AquAdvantage seguirán dando de qué hablar.

Una evaluación exhaustiva, tras veinte años de batalla, dio como resultado la aprobación por parte de la FDA para el salmón AquAdvantage.