Los primeros guías turísticos indígenas del país están cerca de abrir su propia agencia

12 de Octubre 2016 Por: Johan Umaña Venegas
Un par de hombres hacen de “taxi” acuático en el territorio indígena de Talamanca. El viaje en balsa por el río Telire y circundantes es uno de los muchos atractivos que ofrecen algunos de los tours indígenas. Foto: Ruth Garita.
 

    Indígenas bribri esperan haber completado los requisitos del ICT para obtener la Declaratoria Turística a principios de 2017

    El TEC los acompaña en este proceso y en el mejoramiento de emprendimientos turísticos, como servicios de hospedaje y alimentación

    Ya existen tour culturales en la zona

Tras años de trabajo para formar a los primeros guías turísticos indígenas del país, el Tecnológico de Costa Rica ahora apoya a los bribris de Talamanca para que puedan cumplir con su anhelo de abrir su propia agencia de turismo.

La agencia encierra un concepto muy innovador, no solo por ser la primera organización indígena de este tipo, sino que además tiene muy claro su objetivo: transmitir el enorme bagaje cultural de la zona y proteger la riqueza natural de la región.  

“Queremos impulsar un turismo que sea respetuoso, armonioso con la naturaleza y, más que todo, que venga a conocer nuestra cultura y cosmovisión. Queremos vender la riqueza que tenemos, pero no a un alto precio, queremos venderla de una manera en armonía con nuestra naturaleza“, explica Melissa Espinoza, presidenta de la Asociación de Guías Turísticos Bribris de Talamanca (Agitubrit).

La coordinación para que estos guías abran su propia agencia avalada por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) cuenta con la cooperación del proyecto “Mejoramiento en la calidad de los servicios turísticos de Talamanca”, coordinado por el máster David Arias, profesor-investigador de la carrera de Gestión del Turismo Rural Sostenible, el cual se realiza en el contexto del Programa de Regionalización del Consejo Nacional de Rectores (Conare).

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El proyecto da continuidad a varios procesos de capacitación que ha venido desarrollando el Tecnológico de Costa Rica en territorio Bribri y Cabécar. Como carrera de turismo nos hemos enfocado en la capacitación de guías turísticos enfocados en la cosmovisión indígena, a partir de una solicitud de la comunidad que quería un programa de capacitación enfocado en sus características y necesidades (...).

“Ahora, estos guías han decidido continuar en el proceso de capacitación para conformar una agencia receptiva de turismo con Declaratoria Turística. Esto quiere decir que estarían con todos los requerimientos de ley para ejecutar sus proyectos aquí en el territorio“, explica Arias.

Respecto a los requisitos que pide el ICT para dar el aval a la agencia con Declaratoria Turística, los guías de Agitubrit ya cumplieron con la primera de dos evaluaciones de los tours y están a la espera de que se realice la segunda, al tiempo que completan los requisitos legales. La agencia podría oficializarse a inicios del 2017.

“La iniciativa también busca apoyar emprendimientos turísticos, principalmente los de hospedaje y alimentación, para que puedan vincular la oferta de guiado o recorridos turísticos con servicios complementarios estandarizados con parámetros mínimos de calidad de los servicios, sin perder la esencia y autenticidad del producto turístico indígena”, agregó Arias.

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Finca integral de Ballarino Oniel. Arriba: mirador de la zona montañosa. Izquierda: los árboles, senderos y plantas tienen nombres en bribri y en español. Derecha: un joven pero gigante ceiba pentandra, una de las especies de árboles más grande del país.  Fotos: Ruth Garita.
 

Compartir la cultura indígena

“Los tours culturales enseñan la danza, el idioma, que es un idioma vivo, y prácticas tradicionales como el uso del arco y la flecha y todo lo que tiene que ver con la forma de vida, en la agricultura, en la familia... Estas actividades son muy enriquecedoras porque el visitante participa, ellos pueden bailar, cantar, pronunciar palabras de nuestro idioma“, explica Róger Blanco, vicepresidente de Agitubrit.

Blanco es un ejemplo del desarrollo de proyectos turísticos en la zona y de la paciencia que conllevan. Él organiza giras con turistas y estudiantes, mientras que junto a su familia administra un centro de visitantes en Amubri.

El refugio, que cuenta con una casa cónica, cuartos individuales, comedor y un espacio para reuniones, le ha tomado más de 10 años para construirlo “poco a poco”, según cuenta.

Por su parte, Espinoza tiene pocos años de haber empezado con su propio proyecto, en Suretka: una finca integral que combina senderos turísticos, en medio del bosque, con espacios destinados a cultivar tanto alimentos como plantas medicinales

Mientras que para Ballarino Oniel los cerca de dos años de viajar hasta cuatro horas a pie para culminar sus estudios de guía turístico están empezando a rendir frutos. Él también desarrolla el modelo de finca integral y los tours que organiza incluyen caminatas por senderos de bosque primario y secundario, en las que aprovecha para relatar la relación de los bribri con la naturaleza: desde las plantas que usan para cocinar y hierbas medicinales hasta la forma en que se saca y trabaja la palma que sirve para el tradicional tejado indígena.       

Además, en la finca de Ballarino, organizada con el modelo tradicional indígena, hay un mirador de las montañas cercanas y distintos cultivos orgánicos, incluído uno de un arroz que se siembra en seco.

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“El turismo es como una entrada extra que nos sirve a nosotros para nuestra familia. La idea es valorar nuestra cultura y vivirla con ellos, los que nos vienen a visitar, y compartir todo lo que tenemos aquí, todo una riqueza“, asevera Oniel. 

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