Video: ¡Fundadores del TEC visitan juntos la Institución después de 45 años!

3 de Agosto 2016 Por: Irina Grajales Navarrete
El Consejo Institucional rinidó un homenaje al ingeniero Milton Rubio, primer rector adjunto del Tecnológico de Costa Rica (1971 - 1973). (De izquierda a derecha)  Vidal Quirós, primer rector del TEC; William Buckley, miembro del Consejo Institucional; Milton Rubio, primer rector adjunto y Julio César Calvo, actual rector del TEC.  (Foto: OCM / Ruth Garita).

 

El 10 de junio de 1971 se llevó a cabo una gran fiesta cívica en Cartago, con desfiles que terminaron aquí, frente al Colegio de San Luis Gonzaga. 

Todo ello, tras la firma de una ley que creó el Instituto Tecnológico de Costa Rica, y le dio a los cartagineses, la Institución por la que tanto soñaban.

La aprobación de la Ley estuvo llena de discusiones en el Congreso. Hasta que tras meses de lucha fue aprobada; sin embargo, ahora seguía la parte más difícil. Y la pregunta que estaba en la cabeza de todos dirigentes de la época era:  ¿Cómo vamos hacer un Tecnológico?

La ley establecía la creación de un Consejo Director, dirigido por el Ministro de Educación de la época, Uladislao Gámez.

Don Rafael quien hoy tiene 77 años formó parte de aquel Consejo, como representante egresado de un Tecnológico, tras haberse graduado del Tecnológico de Monterrey en México. 

Fue ese mismo Consejo, localizado en la actual Casa de la Ciudad en el centro de Cartago que, entre sus primeras decisiones, nombró a Vidal Quirós, como rector de la Institución. Durante décadas don Vidal sería conocido como el padre del TEC. 

En la búsqueda de países que ayudaran a Costa Rica, el país enlaza lazos de amistad con el Gobierno Mexicano. 

El Gobierno Mexicano  también designaría a Milton Rubio para que ayudara a Costa Rica. Don Milton, es ingeniero civil, y en ese momento, rector del Tecnológico de Yucatán.

45 años después estos tres hombres se reúnen, en el salón donde una vez tomaron decisiones, caminaron por los pasillos del TEC, y saludaron a los estudiantes. Con la mirada de asombro, no podían creer como había cambiado la institución por la que alguna vez ingresaron en a caballo, entre matorrales y charcos…

Quizás, el país nunca tenga como agradecer la huella que estos tres hombres y muchos otros dejaron en su afán por establecer una institución de educación superior dedicada a la enseñanza de la tecnología y a las ciencias conexas, pero de lo que sí estamos seguros es que esta universidad se convirtió en el motor que necesitaba no solo una  provincia, sino un país, para sentirse orgulloso de ser costarricense.