Tomás de Camino: Innovación, no hay otro camino

13 de Junio 2018 Por: Fernando Montero Bolaños

Tomás de Camino recibe una estatuilla de la artista Leda Astorga de manos de Alexandra De Simone (Foto cortesía de Jeyrell Tardencilla).

La innovación tiene un alto costo emocional y social, pero es la única forma de sobrevivir ante el inminente impacto que tendrá la inteligencia artificial sobre muchos trabajos, incluyendo labores profesionales. Ese es el criterio del Dr. Tomás de Camino, cofundador de la Fundación Costa Rica para la Innovación y docente del TEC, en la charla: “Más allá de la innovación” realizada en el Centro Académico de San José del Tecnológico.

“Todas aquellas labores muy mecánicas, muy repetitivas van a ser reemplazadas por la inteligencia artificial. Entonces, ustedes deben adquirir valores adicionales en sus carreras porque, si no, van a estar compitiendo con computadoras y ¡qué mala nota competir con computadoras!”, enfatizó de Camino a los estudiantes presentes en la actividad.

Para el expositor es necesario transgredir la linealidad en las disciplinas porque ya no es suficiente saber una sola cosa o seguir una solo línea de conocimiento. “En el mundo de hoy, las personas que se pueden mover en diferentes disciplinas rápidamente tienen una ventaja competitiva considerable sobre el resto”, señaló.

Según de Camino, el mundo de hoy ofrece mayores oportunidades para innovar, gracias a que la tecnología es más accesible. Mientras que en 1950 solo los países desarrollados podían hacer cómputo porque era extremadamente caro, hoy cualquier persona puede hacer los mismos cálculos desde su teléfono celular. Esta “universalización” tecnológica permite que más personas en el mundo tengan posibilidades de hacer cosas que antes muy pocos podían hacer.

Aunque hoy tenemos computadoras personales más poderosas, económicas y livianas que la que llevó la misión tripulada a la Luna, el reto de llevar el ser humano al satélite sigue siendo el mismo. “Un chiquillo de colegio, con la física del colegio, podría hacer que una nave vaya al espacio y haga una órbita alrededor de la Luna utilizando una computadora. Esto nos da oportunidades a todos nosotros”, resaltó.

Las personas que emprenden un negocio innovador en la actualidad tienen mayores posibilidades de éxito gracias a que la tecnología es más accesible y barata. “Emprender en Costa Rica en los años setenta era un absurdo porque la tecnología estaba muy restringida y era excesivamente cara. Quienes lo intentaban terminaban siendo absorbidos por la economía agrícola. Era imposible emprender en computación en esos años, cuando 20 gigabites de memoria costaban un millón de dólares y no eran portátiles como ahora”, recordó de Camino.

De acuerdo con de Camino, el paso de lo analógico a lo digital ha permitido que este panorama cambie. Por este motivo considera de vital importancia que los negocios costarricenses sean 100% digitales. Por otra parte, insistió en diseñar productos y servicios para un gusto universal que trasciendan las fronteras, dado que el mercado nacional es sumamente pequeño. Además, enfatizó en la importancia de enfocarse en los deseos de las personas y transformarlos en necesidades para generar productos y servicios exitosos.

“Tenemos que empezar a producir productos y servicios ticos de consumo masivo que al consumidor no le importe dónde está hecho, sino que funciona bien”, remarcó.

Adquirir tecnología innovadora no me hace innovador

Si bien la tecnología se ha universalizado, la innovación no depende de un aparato sino de lo que las personas sean capaces de construir a partir de él. De Camino se refirió a esta premisa con diversos ejemplos del mundo de los negocios. Uno de los casos paradigmáticos es el de los teléfonos inteligentes. A pesar de que la empresa que los popularizó no inventó ninguno de sus componentes, sí logró construir un negocio muy exitoso insertándolo en la sociedad y cambiando hábitos y comportamientos. “La tecnología por sí sola no tiene valor, el valor se lo damos nosotros con el uso que le demos”, puntualizó.

Se refirió a grandes compañías transnacionales con muchos recursos tecnológicos y de capital que duran 300 días de pasar de una idea a un producto, mientras que hay pequeñas empresas que se están moviendo más rápido en el mundo de los negocios y están logrando transformar una idea en un producto en tan solo 30 días, gracias a un uso más eficiente de los recursos tecnológicos con los que cuentan y a una mayor habilidad para el cambio.

“La innovación no la hacen otros, tenemos que hacerla nosotros y tiene que ser con construcción propia, no puede ser comprada o importada”, agregó de Camino, quien considera que crear tecnología propia ofrece una ventaja competitiva real sobre los competidores.

¿Quiere ser innovador? ¡Prepárese para sufrir!

De Camino advirtió que la ruta de la innovación no es fácil y está llena de sufrimientos. Para empezar, dejó claro que la innovación no se puede predecir. De ahí que todo producto o servicio exitoso suele tener una historia de fracasos e intentos fallidos.

Por otra parte, la innovación va de la mano con la ruptura de paradigmas, procedimientos o estilos de hacer las cosas. “Ser disruptivo le cae mal a mucha gente. Tener más visión que los que nos rodean despierta envidias. Es como la típica persona inteligente en un aula que le cae mal a todo el mundo. Hay que estar preparado para eso”, previno el experto. Ante situaciones como estas, aconsejó seguir avanzando a pesar del contexto adverso.

Otro aspecto que hace sufrir a muchos emprendedores son las patentes, aunque como bien dice de Camino: “el problema de las patentes no es hacerlas, sino defenderlas”. La posición del expositor es proteger la propiedad intelectual de los creadores de un producto, pero no desgastarse en perseguir a quienes copien la idea. Según el experto, la persona innovadora tiene que ser más estratégica y crear no solo un objeto sino un negocio asociado a él, para garantizar el éxito económico, aunque otras personas copien su producto.

Si bien no existen recetas para la innovación, de Camino se refirió a metodologías que ayudan a desarrollar una idea. Entre ellas destacó las denominadas “ágiles” y resumió en tres puntos la que le ha brindado mejores resultados:

  1. Establezco una meta y hago cosas que solo me acerquen a esa meta.
  2. Si tengo dos opciones, escojo la más fácil de deshacer, porque si me equivoco puedo devolverme más fácilmente y explorar la otra opción.
  3. Cada vez que hago una acción evalúo cuánto me ayudó a avanzar hacia la meta establecida. Eso me permite corregir a tiempo y redefinir la meta, si es necesario.

“Pero, ante todo, cualquier cosa que ideen ejecútenla rápido”, sentenció.

Centro Académico de San José, Innovación, Tomás de Camino, Administración de Empresas