El gerente de Panasonic se retiró dejando la empresa en pleno crecimiento
Tras 40 años en la Panasonic, 24 de ellos como gerente general, Ricardo Chanto se jubiló, dejando la compañía en buen estado y el nombre del TEC en alto

El Ing. Ricardo Chanto Sánchez (segundo de derecha a izquierda) junto a ejecutivos japoneses de la compañía Panasonic, en la planta ubicada en San Rafael de Alajuela. Foto: cortesía de R. Chanto.
Hombre fiel, a don Ricardo Chanto Sánchez no le costó mucho decidirse por su camino académico y profesional. Desde antes de que existiera el Tecnológico de Costa Rica (TEC) ya sabía que estudiaría ahí, y por 40 años, hasta su reciente retiro, desarrolló su profesión de ingeniero en producción industrial en Panasonic Centroamerica.
Tras cuatro décadas de ascender hasta la gerencia general de la Panasonic, en diciembre pasado se acogió a su retiro. Deja la compañía en un gran momento, pues el año pasado se dio a conocer la inversión de $10 millones para la expansión de la planta de fabricación de baterías, ubicada en San Rafael de Alajuela.
Chanto es uno de los personajes destacados del TEC, que celebramos en esta serie especial por el 50 aniversario de la Institución.
“Yo siempre estuve muy bien definido en que mi área era el área operativa y que quería llegar a una dirección de una empresa. Y definitivamente lo logré. Además soy socio y miembro de la junta directiva. Desarrollé mi objetivo y mi alcance a través de la empresa privada”.
Ing. Ricardo Chanto Sánchez
Siguió al TEC de Alajuela a Cartago
Alajuelense de nacimiento, cuando Chanto estudiaba en el Instituto de Alajuela lo invitaron a sumarse a las manifestaciones para traerse a esa ciudad a la segunda universidad pública del país: el TEC.
El movimiento no fructificó, pues en 1971 el Tecnológico abrió sus puertas en Cartago.
Pero ese hecho no amedrentó a Ricardo, ni tener que atravesar el Área Metropolitana para ir a estudiar. Ya se había decidido por sacar una ingeniería al estilo del TEC.
“Me gustaba que había carreras, a nivel de ingeniería, más aplicadas y menos académicas, porque en esa época las carreras de ingeniería en la Universidad de Costa Rica eran un poco más orientadas al área académica y no hacia el área industrial u operativa. Así que nosotros llevábamos una expectativa de ir a estudiar de una manera aplicada”, recuerda Chanto.
En sus inicios, el TEC era aún más demandante. Jornadas de 7 a.m. a 5 p.m. de lunes a sábado –”a las 6:30 estábamos presentes y, a veces, eran hasta las 7, 8 de la noche y seguíamos estudiando”, dice Chanto– y profesores demandantes, se combinaban con grandes barriales e infraestructura incipiente, entre los escollos que sobrellevaron aquellas primeras generaciones. Mas eso no detuvo a Chanto. Su carrera lo tenía encantado y los compañeros le hacían la vida más afable.
“Era puros potreros (se ríe)... y los horarios eran muy demandantes. Pero había mucha camaradería, mucha amistad sana a nivel estudiantil (...) ”, cuenta Chanto.
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“El TEC es una institución que el país debería fortalecer. La educación es lo que hace grande a un país y nosotros deberíamos buscar mecanismos para que el TEC tenga un continuidad a muy largo plazo y siga fortaleciendo su nivel académico, con profesionales de gran nivel”.
Ing. Ricardo Chanto Sánchez
La escuela de Panasonic
Poco después de graduarse de Ingeniería en Producción Industrial, Chanto cuenta que ingresó a Panasonic como asistente de gerencia: “mi primer trabajo era hacer estudios de factibilidad para inversiones y, después de un año de estar en ese puesto de análisis económico, desarrollé algunos sistemas de contabilidad de costos para el área, e incluso incursioné en los primeros proyectos de automatización de planillas”.
“Las herramientas básicas que te da el Tecnológico funcionan. Yo considero que eran bastante funcionales. Les faltaba algunas cosas, por ejemplo áreas en las que no era nuestro fuerte, como el desarrollo personal a nivel de expresión. Es decir, nunca se nos preparó para tener un vocabulario adecuado, como para desenvolverse al defender un proyecto”, detalló Chanto.
El ingeniero comenta que las habilidades blandas fue una deficiencia de su formación y que lo sigue siendo en muchos otros profesionales jóvenes, pues en su faceta como gerente le tocó reclutar a muchas personas con esas mismas carencias. “Yo lo aprendí a golpes”, dice.

“Viajé mucho alrededor del planeta. Recibí bastante capacitación en el gremio de Panasonic, me pude poner al nivel de profesionales europeos y asiáticos, sin ninguna deficiencia notable”, destaca Chanto.
Su crecimiento profesional lo dio a lo interno de Panasonic, una transnacional gigantesca con presencia global y líder en el sector de energía y baterías.
“Panasonic tiene su propia universidad, en Japón, donde yo iba dos veces por año, a veces por varios meses, a recibir cursos, en diferentes áreas, tanto técnicas como financieras. Ellos tienen su propio sistema de preparación y son muy competentes. Ellos cuando te adoptan, te preparan”, ahondó.
Chanto narra que asumió la gerencia general desde 1997 y, desde entonces, la combinó con otras responsabilidades, tanto en el área técnica como administrativa.
Tras casi un cuarto de siglo como gerente de Panasonic, Chanto se retira con la tranquilidad de dejar la compañía en franco crecimiento.
Pero costó llegar ahí. El empresario cuenta que debido a la crisis económica global de 2008 los números empezaron a ponerse en rojo y tuvieron que reinventar el negocio para mantener las operaciones. Explorar nuevos mercados, especialmente en países sudamericanos, como Chile, Perú y Colombia, les resultó muy efectivo.
Tan exitosa fue la estrategía de expansión de mercados que hoy se está construyendo la ampliación de la planta, con el propósito de que desde Costa Rica se dé el abastecimiento de la mayor parte de las baterías Panasonic en el continente americano.
“Costa Rica está en el centro logístico de las Américas. Los tiempos de tránsito a cualquier ciudad de Estados Unidos rondan los 10 días, lo mismo que para Suramérica. Entonces estamos en una posición privilegiada”, explica Chanto.
Así que, el ahora jubilado dejó la compañía en buen estado y con esperanzas de que se dé un crecimiento aún mayor. Su sueño es que se pueda traer a Costa Rica una fábrica de baterías para vehículos eléctricos, un segmento que está creciendo exponencialmente y en el que Panasonic es uno de los principales protagonistas, aunque reconoce que se deben superar varias trabas en el país para que esto se logre.
“Yo tengo mucha expectativa y espero que los muchachos hayan entendido y puedan continuar con el negocio”, sentenció Chanto.