
En el pasado se decía, no sin cierto aire peyorativo, que el TEC era una universidad eminentemente docentista. Esto porque la labor académica se limitaba casi exclusivamente al trabajo docente. Ahora ya no es así, pues somos testigos de un esfuerzo renovado en investigación, extensión y acción social. Además, de la creación de incentivos a los investigadores (por ejemplo el establecimiento de la categoría de “Investigador consolidado”) y la incorporación de estudiantes de grado y de posgrado en las actividades de investigación y de extensión.
En este contexto, el desafío ahora es que no nos vayamos al otro extremo. Debemos cuidar que la creciente importancia que ha ido tomando la investigación, principalmente, y la extensión -aunque en menor medida- no induzca a una disminución de la valía de la docencia como labor académica y no genere una valoración menor en la cultura institucional del aporte que hacemos los profesores.
La docencia, declarada por el III Congreso Institucional como una de las actividades fundamentales del TEC, debe asumir los desafíos de innovar en los aspectos didácticos, incorporar la tecnología en sus diversas manifestaciones y posibilidades, acoger nuevas concepciones pedagógicas que asignan un papel activo a las y los estudiantes en su aprendizaje y un papel fundamental al docente. Esto en el marco de planes de estudios flexibles y con la mirada puesta en la atención de viejos problemas que no hemos podido erradicar del todo como la falta de cupos en algunos cursos, la reprobación reiterada en otros, los altos índices de deserción y los plazos de graduación que, lamentablemente, superan por mucho lo establecido en los planes de estudio.
Desde el Consejo Institucional podemos generar políticas específicas que estimulen la innovación en la docencia y el reconocimiento a los y las docentes que aporten soluciones a los problemas institucionales ligados a esta actividad académica. Muy particularmente, es necesario incrementar la valoración interna del aporte del o de la docente innovadora, de manera que se aprecie que su contribución es tan importante como la que hace un investigador destacado.